A medida que el recuerdo de la figura de Gaudí se aleja y se reduce a un punto en el horizonte de la memoria de quienes lo llegaron a conocer, su personalidad se agiganta y su obra se alza ante nosotros y se fija, con carácter de permanencia viva, de acuerdo con la más reciente actualidad y con una claridad y una amplitud que no conocen fronteras.

Si el paso de los días la hace más actual no es porque nosotros llegamos ahora, con colectivo y general retraso, a su primiceria actualidad. Fue él quien se avanzó en el tiempo a nuestra época.

En los últimos años, y en todo el mundo, se ha despertado el interés por sus creaciones y se ha intensificado el estudio para una mejor comprensión de su obra. Por encima de diferencias políticas o programáticas, Gaudí es hoy reconocido como el valor universal más elevado de la arquitectura de los inicios del siglo XX.

Su obra, tan arraigada en el país del que hace suyas las constantes específicas de intuición inmediata, libertad, naturalismo formal, sentido plástico dominante y gusto por el color, es cada vez más querida. Si esta obra, por su pasión, su inflamado misticismo mediterráneo, significa la expresión artística más característica de la Cataluña contemporánea, encierra, a su vez, un indiscutible valor de universalidad.

Lentamente madurado, este reconocimiento internacional de su genio coincide con el Centenario de su nacimiento en Reus, en el año 1852, y hace doblemente interesante su festejo. Para conmemorarlo dignamente, la asociación Amigos de Gaudí del Círculo Artístico de Sant Lluc, que fue su hogar espiritual y artístico, nos hemos creído que es deber proponer, como mejor homenaje a Gaudí en esta ocasión, la organización de una acción eficiente, orientada hacia el triple objetico de salvaguardar sus obras, evitando su ruina o mutilación, estudiar y divulgar las dichas obras y realizar sus proyectos para la continuación del Templo de la Sagrada Familia hasta donde sea posible llegar dentro de la más escrupulosamente fiel interpretación, reconociendo en él el valor de símbolo del espíritu gaudiniano.

Con esta triple finalidad concreta y para exhortarlos a colaborar voluntariamente con su adhesión, lanzamos este llamamiento a todos aquellos que vibren por uno u otro de los tres grandes ideales a los cuales él consagró su vida: el arte como manifestación de la persona humana, el arte como manifestación de una colectividad, y el arte como plegaria cristiana. Y les animamos a que desde cualquier país de donde sean o se encuentren, quieran sumarse a nosotros en el homenaje a la personalidad y a la obra de Gaudí.

Marquesa Vda. de Castelldosrius
Mercè Serra, Vda. Miguel
Manuel Trens, Prev.
Joaquim Renart
Joaquim Gomis
Xavier Tusell
Joaquim Mº de Nadal
Oriol Bohigas
Ramon Sunyer
Eusebi Güell
Joan Prats
Hermenter Serra
Josep Mª Garrut
Joan Ainaud
Lluís Bonet Garí
Alexandre Cirici
Agustí Duran i Sanpere
Rafael Llimona
Joan Antoni Maragall
Francesc Mitjans
A. Ollé Pinell
Isidre Puig Boada
Josep Mª Sostres
Xavier Millet
Francesc Bonet
Ferran Armengol
C. Bonet
Xavier Coll
Lluís Duran i Ventosa
Fèlix Escalas
Víctor Mª d’Imbert
Jordi Maña
Octavi Saltor
Ricard Viñas
Antoni de Moragas
J. J. Tharrats
Josep Benet
Joan Eduard Cirlot
Francesc Folguera
Joan Llongueras
Artur Llorens
Cèsar Martinell
Esteve Molist
Santiago Nadal
Ramon Rucabado
Joan Teixidor
Joan Triadú
Joan Ramon Masoliver
Adolf Florensa.

Barcelona, maig del 1952